En la amplitud y pluralidad del respeto, en los
diversos criterios, allí estamos justo en este momento de la historia, donde es
importante no olvidar que nos encontramos en medio de una situación de fuerza
mayor que nos obliga a estar auto confinados en casa.
Nuevamente nos toca ver como lamentablemente muchos del discurso donde
"cabemos todos y todas", mismos que descalifican sin piedad a quienes no pertenecen al reducto
donde se encuentran con sus verdaderos iguales privilegiados y acomodados, se
paran con una mano en la cintura para burlarse de quienes van perdiendo
derechos, evidenciando que siguen desde dentro apostando a la lucha entre
bandos, al resentimiento añejado, al rencor que se les fue pudriendo poco a
poco.
Y entonces caben varias interrogantes, realmente ¿Cabemos todos?, ¿Entenderemos
finalmente que nos demanda este momento de la historia al que hemos sido
llamados?, ¿Comprenderemos que no es el tiempo de miserias y revanchismos?,
¿Aceptaremos que son tan validos los derechos del que tiene menos, como lo son
los derechos del que tiene un poco más?, ¿Se podrá encontrar la concordancia
entre el decir y el hacer que han perdido muchos que hoy se hacen voceros
ciegos de los venenos que otros toman y nos quieren obligar a beber?
Busco una y otra vez en la vigente constitución del 99, tan defendida y
expuesta, como poco estudiada por muchos, las excepciones que deberían excluir
los derechos de un grupo o de otro, o en su defecto, lo que debería ser válido
o no dependiendo del criterio de quienes juzguen, pero sigo sin encontrar eso,
por el contrario, veo una y otra vez el discurso unificador y reconciliador donde todos
tenemos igualdad de derechos, deberes y garantías.
Se hace urgente, cada vez más, que entendamos que de tanto mirar y
criticar los errores del contrario llegamos a repetirlos e incluso empeorarlos,
asumamos que si este tiempo en amenaza de muerte no nos hace mejores, de nada
habrá servido todo el esfuerzo por mantenernos con vida; si este valioso tiempo
no nos mejora enseñándonos a respetar al contrario, a tratarle dignamente
cuando este frente a nosotros vulnerable, a ser honorables y guardarnos en
integridad, regresaremos todavía peores, más voraces, para autodestruirnos más
rápido y con menos ayuda externa.
¡Vivamos!, en la libertad del
respeto y el derecho a ser del otro, en el verdadero y sincero principio de
amar al otro, de entender sus necesidades, que no necesariamente serán las
nuestras, pero serán, y en el marco de la justicia, serán tan legítimas como
las nuestras hoy, mañana y siempre.
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