Cuando tenía 17 años conocí a Karina, una persona solidaria y sensible, mi amiga personal en la buena y en la mala, nos parecemos, a pesar de muchas diferencias, ambas somos madres, creemos en la solidaridad y la paz, ambas trabajamos para aportar a nuestra sociedad cosas positivas, atesoramos valores familiares, y nunca jamás, le haríamos daño a alguien, no de forma consciente, nunca con mala intención, así mismo por muchas palabras que podamos decir molestas o no, nunca maldecimos.
Ella desde siempre tiene un círculo social y una forma de vida que le han llevado a caminar por la derecha, yo por las mismas circunstancias he caminado por la izquierda, forme una familia con un par de izquierda también, y ella con un par de derecha también, en 18 años de amistad han existido cualquier cantidad de diferencias, resueltas desde el cariño y la discusión respetuosa de las ideas, reconociendo ambas las fallas de su sector y defendiendo apasionadamente sus ideas con argumentos y bases.
Recientemente y por las protestas, tuvimos la más reciente diferencia, sin embargo, al momento de hablarle a la otra jamás usamos la soberbia de quien maneja la absoluta verdad, conversamos como siempre con cercanía, con cariño, y nunca en la postura de intentar "abrir los ojos" de la otra, rechazamos ambas la violencia, y lamentamos sobre todo sus víctimas, eso me llevo a pensar en las madres, las de los protestantes que salieron a vandalizar y destruir, las de los que salieron a protestar en paz, las madres de los policías y militares que rezaban por la integridad de sus hijos, por el dolor de las madres de los agredidos, e incluso por las madres de los agresores.
Y aunque en muchas cosas no nos pusimos ni nos pondremos de acuerdo, recordé en esa conversación a familiares y amigos que en su más recalcitrante pensamiento jamás verían posible esa sana y cordial conversa entre Karina y yo, recordé a quienes tienen un fuerte discurso de derecha, a quienes no tanto, y a quienes simplemente adversan mis ideas por identificarlas con todo lo negativo que pueda hoy ocurrir, sin reconocer lo positivo que también se ha generado, me preguntaba cuál era la diferencia, que hacia que algunas personas adversarán mis ideas y fuesen capaces de respetar mi postura y tenderme su mano sin en algún momento les necesitara, y porque para otros simbolizaba yo un "ente maligno con el que debían acabar para resolver los problemas de la nación".
Me ha tocado en 18 años de revolución, ser víctima de racismo, exclusión (por diferencias políticas) y persecución (embarazada incluso) pero soy capaz de comprender que así como existe gente capaz de verme como una amenaza y querer "eliminarme" solo por el hecho de pensar diferente, también existe gente en la cera de enfrente que son como Karina, con ellos veo una gran posibilidad de avanzar en un camino de paz, donde trabajemos todos en función de mejorar esta patria que le heredaremos a nuestros hijos e hijas.
Es con ellos, nuestros iguales en las diferencias que debemos encontrar la forma de superar las adversidades y sembrar de esperanza el futuro, trabajar juntos por rescatar lo único que hasta ahora se ha perdido, el RESPETO y la SOLIDARIDAD, que nos caracteriza como nación, y no dejar perder la PAZ, que nos ayuda a convivir a pesar de nuestras diferencias.
Ella desde siempre tiene un círculo social y una forma de vida que le han llevado a caminar por la derecha, yo por las mismas circunstancias he caminado por la izquierda, forme una familia con un par de izquierda también, y ella con un par de derecha también, en 18 años de amistad han existido cualquier cantidad de diferencias, resueltas desde el cariño y la discusión respetuosa de las ideas, reconociendo ambas las fallas de su sector y defendiendo apasionadamente sus ideas con argumentos y bases.
Recientemente y por las protestas, tuvimos la más reciente diferencia, sin embargo, al momento de hablarle a la otra jamás usamos la soberbia de quien maneja la absoluta verdad, conversamos como siempre con cercanía, con cariño, y nunca en la postura de intentar "abrir los ojos" de la otra, rechazamos ambas la violencia, y lamentamos sobre todo sus víctimas, eso me llevo a pensar en las madres, las de los protestantes que salieron a vandalizar y destruir, las de los que salieron a protestar en paz, las madres de los policías y militares que rezaban por la integridad de sus hijos, por el dolor de las madres de los agredidos, e incluso por las madres de los agresores.
Y aunque en muchas cosas no nos pusimos ni nos pondremos de acuerdo, recordé en esa conversación a familiares y amigos que en su más recalcitrante pensamiento jamás verían posible esa sana y cordial conversa entre Karina y yo, recordé a quienes tienen un fuerte discurso de derecha, a quienes no tanto, y a quienes simplemente adversan mis ideas por identificarlas con todo lo negativo que pueda hoy ocurrir, sin reconocer lo positivo que también se ha generado, me preguntaba cuál era la diferencia, que hacia que algunas personas adversarán mis ideas y fuesen capaces de respetar mi postura y tenderme su mano sin en algún momento les necesitara, y porque para otros simbolizaba yo un "ente maligno con el que debían acabar para resolver los problemas de la nación".
Me ha tocado en 18 años de revolución, ser víctima de racismo, exclusión (por diferencias políticas) y persecución (embarazada incluso) pero soy capaz de comprender que así como existe gente capaz de verme como una amenaza y querer "eliminarme" solo por el hecho de pensar diferente, también existe gente en la cera de enfrente que son como Karina, con ellos veo una gran posibilidad de avanzar en un camino de paz, donde trabajemos todos en función de mejorar esta patria que le heredaremos a nuestros hijos e hijas.
Es con ellos, nuestros iguales en las diferencias que debemos encontrar la forma de superar las adversidades y sembrar de esperanza el futuro, trabajar juntos por rescatar lo único que hasta ahora se ha perdido, el RESPETO y la SOLIDARIDAD, que nos caracteriza como nación, y no dejar perder la PAZ, que nos ayuda a convivir a pesar de nuestras diferencias.
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