Nuestra memoria histórica es el vínculo más importante que
tenemos como individuos con el cómo y de qué manera llegamos al lugar a donde
estamos, por años quienes eran dueños de las letras se encargaron de contarnos
como se suponía era nuestra historia.
Es con el proceso revolucionario que la venezolanidad y
todas sus expresiones toman una especial importancia, la derecha excusa su
desprecio a la reivindicación de la historia señalándolo como actos chavistas,
evidenciado cuando protestaron nuestros billetes de circulación actual, por
identificar con cada uno de ellos a algún sector de nuestro pueblo.
La derecha desde siempre rechaza todo lo que identifica la
venezolanidad, por años usaron a nuestros indígenas y afrodescendientes como
propaganda de pobreza tratando de sembrar en nosotros vergüenza étnica, negaron
la octava estrella de nuestra bandera, y luego la tiñeron de negro, así nos
hicieron saber que ellos no aman a Venezuela.
Solo aman a la Venezuela donde la oligarquía es dueña de las
riquezas del estado, no aman a la Venezuela donde hay equidad, ni a la
Venezuela de justicia, porque durante mucho tiempo la justicia eran ellos
también.
El empeño por eliminar la Venezuela en manos del pueblo se
ve reflejado en el ataque cultural que vivimos cotidianamente, aunque el estado
genera más espacios para el reconocimiento y autoreconocimiento la mano de la
derecha siempre nos intentará vender con todos los medios que dispone, su
cultura y sus artículos de consumo para eliminar todo aquello que suene a
nuestros orígenes.
Fomentemos un consumo consciente como garantía de
sustentabilidad del sistema en el que creemos o dejemos que el agua corra y se
lleve lo que hoy sembramos, fortalezcamos nuestra difusión cultural como
herramienta táctica de lucha para asegurar la victoria.
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