lunes, 6 de abril de 2020

Nuevo


Un nuevo modo de ser, un nuevo código para estar, restringida la cercanía, suspendidos los encuentros; todo para retratar y dejar en evidencia nuestra apurada manera de ser, nuestra distinta manera de conectar, todo para retar nuestras creativas maneras de encontrarnos, todo para entender lo mucho que necesitamos unos de otros.


Para aprender la confianza, para acercar la esperanza, para reconciliar la ternura, para abrazar fuerte la paz; en el silencio, en la sombra, en el esperado encuentro, en la incertidumbre, en el vaivén de los minutos que van corriendo como nuestras ganas de ser frente al otro, otra vez.


Por un rato que sea eterno, o dos, o muchos pequeños ratos, que nos muestren los millones de formas de acariciar, de besar, de abrazar, de ser y estar que aprendimos en la espera, con la certeza del mirarnos pronto, en la esperanza de las sonrisas, en la alegría del nosotros, un nosotros crecido como un río indetenible que reclama su lugar, como el soplar del viento que despeja el camino.


Y después, reconocernos, mirarnos, acercarnos, reírnos, escucharnos, conectarnos, hablarnos, amarnos, de una forma más clara, más honesta, más sincera, mejor, con el fresco tiempo de lo nuevo que nos espera.

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