jueves, 2 de junio de 2016

La calle

Me paso estando con unos panas cerca de la estación de capitolio sentados esperando a otros más que se nos habían perdido en la marcha, primero se nos acercaron un tipo y una tipa con la historia de siempre, regálame una de esas comidas, tengo hambre, etc., les explicamos que eran para los chamos que estábamos esperando, después vino otro tipo, lo mismo, la misma respuesta, insistían de cuando en cuando, aunque ya sabían nuestra respuesta y no se movían mucho de nuestro radar.

 Fue entonces cuando llamando a uno de los chamos que esperábamos me arrebataron el teléfono, el muchacho pegó la carrera y yo detrás de el casi automáticamente, no diré que fue una acción consciente, no diré que fue una acción valiente, solo diré que sentí la arrechera de la injusticia y esa me empujo a correr para recuperar lo mío, corría al tiempo que gritaba como una loca agárrenlo, corrimos y unos policías corrieron también, finalmente, los policías lo interceptaron llegando a una plaza donde tienen un módulo como a dos cuadras de la Baralt.

 Al mirarlo le grite con rabia devuélveme mi teléfono y él dijo lo tiene el guardia señora, lo llevaron al módulo y me devolvieron el teléfono, enseguida llegaron dos de los panas con los que andaba, nos fuimos y comenzamos a hablar de la "anécdota" del día, al salir corriendo tras mi teléfono olvide que tenía la filmadora de la TV conmigo y mi bolso que pesaba que jode, pero eso no me impidió pegar la carrera.

Ya después de la jodedera empezó el análisis en frío de días después, es decir hoy, al verlo todo más al detalle me doy cuenta que el chamo que me arrebato el teléfono no estaba mal vestido, era un muchachito, es más tenia cara de asustado, nada que ver con los resabiados que nos pedían comidas al inicio de la historia, tenía una franela blanca, y era blanca, lo que me hace pensar que seguramente su mamá se la lava con cuidado para mantenerla así, no tenía ningún corte de cabello estrafalario, y al preguntarle por lo mío me dijo "señora", lo que me indica que viene de un hogar y de una formación de hogar, no pretendo con esto defender a quien me agredió sin motivos, pero me puse por un momento como madre que soy, en los zapatos de la mama de ese muchachito, que quizás se está iniciando en la vida de la delincuencia, me dolió el pecho, me estremeció.

A alguien se le ocurrió preguntarme si el "bicho" tenía cara de malandro, y ni yo misma sé cómo es la cara de malandro, imagino que quiso preguntarme si era cara común, cara de pueblo, y entonces fue cuando se me revolvió todo, porque el chamito tenía cara fácilmente de ser un primo mío, un sobrino, algún hermano, para más señas era afro/negro/moreno/llámelo como guste como yo, al momento ya les dije la arrechera me sobrepasaba y le fuese dado dos o tres coñazos yo misma, pero hoy lo veo todo desde una óptica más amplia.

No valido para nada el que me arrebatara el teléfono, pero lo veo en contexto después de mi análisis y conclusión y me doy cuenta que estaba en una marcha de la juventud, donde fui como miembro/trabajadora/servidora/póngale el nombre que quiera, de la juventud, entonces me pregunto hoy con las cosas más en frío, que estoy haciendo para que chamos como él no les parezca más fácil obtener las cosas de esa manera y no echándole bolas como yo, por ejemplo, entonces si me dije, coño hay que ponerle más empeño.

No hay cosa más fastidiosa que hablar de uno mismo, pero en este caso es necesario, no le tengo miedo a la calle, la conozco y sé cómo se mueve, no le tengo miedo a un barrio ni a su gente, la mitad de mi formación teórica y practica vienen de vivencias propias en algún barrio haciendo trabajo social, hoy aparte de arrechera, siento preocupación, siento que algo hay que hacer para que quien ayer después de arrebatarme el teléfono me dijera"señora" con el respeto que no tuvo para querer lo ajeno, vea una posibilidad de hacer las cosas diferentes, posiblemente el mismo hecho de estar escribiendo este relato es parte del accionar en el que creo que hay que comenzar, vamos a sembrar la esperanza en nuestro chamos, vamos a ofrecerles más opciones de superación, vamos a escucharlos para saber como conectar con ellos, con sus sueños y anhelos, vamos a invitarlos a la lucha, vamos a luchar para que no se los trague la calle, vamos a vencer, vamos a creer que lo imposible se puede lograr.

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