Recordar al che, es recordar el documento contra el burocratismo, y su discurso a la juventud, recordar es bastante sencillo, llevar a la acción esos recuerdos es un poco más complejo, a ese mismo grado de dificultad nos encontramos al recordar a Chávez, Bolívar y Guaicaipuro, Chávez nos enseño a mirarnos, a ser solidarios y entender lo compleja que es la dirigencia.
Dirigencia que existe desde principios de la humanidad, con corrupción y sin ella, con ética y sin ella, es con Chávez que comprendimos que ser líder comunitario no puede ser un trabajo, el verdadero dirigente insurge por una necesidad y ve en el colectivo que la padece la oportunidad organizada de resolverla.
Claves para la receta del buen dirigente son entonces el colectivo organizado y las oportunidades, diferentes del oportunismo colectivo, tenemos filas enteras de dirigentes que tienen como razón de lucha reivindicaciones personales, lo asumimos como parte de los vicios a combatir.
Tenemos en algunos espacios de poder constituido personas que juegan a asalariar a la dirigencia para mantener un cierto control, mismo que por supuesto es ficticio.
El problema básico al tener este tipo de prácticas es que la razón de su lucha sera desde entonces no perder ese ingreso económico y no su lucha de base, esa que le quemaba el pecho al mirar las injusticias y desigualdades de sus espacios naturales de convivencia, somos por naturaleza un pueblo insurgente y rebelde que hoy como hace 500 años da la batalla por la libertad.
Entendamos que los liderazgos naturales son la promesa de continuar la revolución, de verle germinar sin vicios, por algo el comandante Chávez apostó a la organización y empoderamiento de nuestras bases populares, tengamos presente que venceremos siempre que pensemos en colectivo.
Dirigencia que existe desde principios de la humanidad, con corrupción y sin ella, con ética y sin ella, es con Chávez que comprendimos que ser líder comunitario no puede ser un trabajo, el verdadero dirigente insurge por una necesidad y ve en el colectivo que la padece la oportunidad organizada de resolverla.
Claves para la receta del buen dirigente son entonces el colectivo organizado y las oportunidades, diferentes del oportunismo colectivo, tenemos filas enteras de dirigentes que tienen como razón de lucha reivindicaciones personales, lo asumimos como parte de los vicios a combatir.
Tenemos en algunos espacios de poder constituido personas que juegan a asalariar a la dirigencia para mantener un cierto control, mismo que por supuesto es ficticio.
El problema básico al tener este tipo de prácticas es que la razón de su lucha sera desde entonces no perder ese ingreso económico y no su lucha de base, esa que le quemaba el pecho al mirar las injusticias y desigualdades de sus espacios naturales de convivencia, somos por naturaleza un pueblo insurgente y rebelde que hoy como hace 500 años da la batalla por la libertad.
Entendamos que los liderazgos naturales son la promesa de continuar la revolución, de verle germinar sin vicios, por algo el comandante Chávez apostó a la organización y empoderamiento de nuestras bases populares, tengamos presente que venceremos siempre que pensemos en colectivo.
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